Las oraciones con predicado
Buscar en los defectos de los demás las virtudes propias parece un predicado sin complemento directo, en las personas existen comparaciones condicionadas a los modos, a las maneras de efectuarlas y en esos condicionandos se nos pierden la mayoría de las veces la justificación que damos, la asevaración que mantenemos.
En los humanos de larga labia y de estomago vacío, salen de veces hondos y sinceros quejidos, quejidos llenos de benignas ironías de pasados mejores y futuros inciertos. Así caminaba el vencido pensando en aquello que perdió, mientrás, el ganador del momento olvidaba como se lo comió y es que, epítetos aparte en este presente quejumbroso para muchos y de huecos sentimientos carcomido, no hay pobre alguno que levante el vuelo como debiere por más que buscar quisiere.
Con docenas de argumentos soldados con masilla de pasta luenga y cortada, se oye a lo lejos el olor rasgado del lamento custodiado por los reveses sufridos en carne propia de los aprendices juramentados, con el hedor de quello no olvidado por muchos y despreciado por pocos, claro que, pintando nubes vamos todos a convinencia huyendo del calor del sol dorado en la inmensidad lejana, la misma que nos obliga a veces a coquetear con la vida, la misma que nos indica el poco valor que tenemos por lo bueno y el suplemento que damos por aquello que no lo es.
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